SEGUNDA EDICION DEL BICENTENARIO

SEGUNDA EDICION DEL BICENTENARIO
Se encuentra disponible la segunda edición DEL BICENTENARIO del libro "MANUEL BELGRANO: RECUERDOS DEL ALTO PERÚ"


A mi hija Victoria.




"Mi música no suena sólo para los victoriosos

Sino para los derrotados y los muertos también.

Todos dicen: es glorioso ganar una batalla.

Yo digo que también es glorioso perderlas,

Pues se pierden con el mismo coraje con que se ganan.

(...)

¡Viva por los generales que perdieron el combate

Y por los héroes vencidos!

Los incontables, ignotos héroes,

Tan valiosos como los más grandes de la Historia."



-Walt Whitman



"Mucho me falta para ser un Padre de la Patria, me contentaría con ser un buen hijo de ella". -Manuel Belgrano


MANUEL BELGRANO

MANUEL BELGRANO
Al comenzar la Campaña tenía 42 años. Contrariamente a lo que se cree, era de contextura robusta, pese a sus múltiples enfermedades


PROLOGO A LA SEGUNDA EDICION (Editorial Dunken)



"La celebración del Bicentenario es inmejorable excusa para la segunda edi­ción de estos "Recuerdos del Alto Perú", que hace tiempo escribí como testimonio de admiración hacia la figura de Manuel Belgrano, el más humano de nuestro pro­ceres y uno de los hombres más significativos del movimiento emancipador. Los grandes dilemas que Belgrano percibió y afrontó siguen vigentes. La "Libertad" por la que luchó -que no era otra cosa que el respeto por los derechos que hoy conocemos con el nombre de "humanos"- es una realización todavía frágil, después de haber sufrido ignominiosas dictaduras que pisotearon hasta la dignidad más elemental de nuestros pueblos. Nótese cuan frágil es esta conquista que doscientos años después (parece mentira) pululan las campañas mediáticas que intentan des­acreditar esos derechos y libertades que Belgrano defendió, responsabilizándolos de la delincuencia y haciendo llamados —en nombre de la "seguridad "— a favor de la pena de muerte, la represión, la tortura y otros disparates por el estilo. ¡Algunos medios de comunicación tienen hoy una ideología anterior a la Asamblea del Ano XIII! La "Independencia", que Belgrano se propuso como objetivo, aún está pen­diente de afianzamiento. Todavía no hemos conquistado esa "Segunda Indepen­dencia" de que hablaba, clarividente, José Martí, cuando advertía que, derrotado el Imperio Español, se cernían sobre América del Sur otras garras imperiales no menos codiciosas. Hoy como entonces, las oligarquías contra las que combatió Belgrano siguen ofreciéndose a los dominadores foráneos para hacer el trabajo sucio de embaucar y reprimir a sus pueblos. Sin embargo, algo se avanzó también. Doscientos años después, tenemos al fin en América del Sur un puñado de países que, con aciertos y errores, comienzan a transitar el arduo camino de la unidad; esa unidad tantas veces frustrada, cuya necesidad tan bien comprendía Belgrano y por la que trabajaba ya en aquellos tiempos remotos. Por primera vez ha llegado a la Presidencia de Bolivia -la tierra por cuya libertad tanto peleó Belgrano- un hijo de los pueblos originarios, haciendo resonar una voz auténtica y un mensaje diferente, que reivindica las antiguas culturas. ¡Qué orgulloso estaría Belgrano de ver a Evo Morales en el Palacio Quemado: él, que tanto bregó por el reconocimiento de los derechos de nuestros hermanos indígenas, y que tan cruelmente fue satirizado por los sabihondos de Buenos Aires, quienes lo denostaban en la prensa y en los salones (con el impertérrito racismo de nuestras pequeño burgue­sías) acusándolo de querer llevar al poder a un "indio de patas sucias"! Belgrano fue un precursor del indigenismo y de muchas otras cosas: como la ilustración de la mujer, la idea de un desarrollo económico nacional, la defensa de lo que hoy llamamos medio ambiente, la educación, la promoción de las ciencias y las artes. Humanista brillante, uno de los hombres más cultos de su tiempo, fue también, como militar, un jefe humanitario y sensible, justo con sus tropas, generoso con los enemigos, magnánimo y modesto en el triunfo, firme "como la roca del mar" incluso en las peores derrotas. Belgrano tuvo una concepción predominantemente nacional, en la que lo nacional equivalía a lo americano, y siempre antepuso los intereses de la Patria a los de los partidos, sectores o individuos. Su vida fue el mejor ejemplo de ello.

"Esta Segunda Edición "del Bicentenario" -que no hubiera sido posible sin ¡a ayuda de mi compañera, Soledad Benítez- contiene modificaciones de detalle y redacción. Preferí, no obtante, no "modernizar" expresiones tomadas del propio Belgrano, conservando el "sabor de época".

Banfield, febrero de 2010. "




LA PUERTA DE LIMA

LA PUERTA DE LIMA
-Canoas de totora de los indígenas en el Titicaca. Este lago era la puerta de acceso a Lima: el objetivo final –nunca alcanzado- de la campaña libertadora de Belgrano.

INDIGENISMO

INDIGENISMO
-Ídolo en Tiwanacu, centro ceremonial de la antigua cultura aymará. Belgrano reivindicó a los nativos como “los primitivos dueños de la tierra americana”, y promovió el reparto de tierras a las comunidades aborígenes y su dignificación.

BENDICION APOSTOLICA

BENDICION APOSTOLICA
Dias pasados estuve en el Vaticano y le deje al Papa mi libro MANUEL BELGRANO RECUERDOS DEL ALTO PERU con una dedicatoria que incluia un demasiado familiar "abrazo belgraniano". Temi que esa excesiva familiaridad no cayera bien pero me equivoque. Acabo de recibir esta hermosa esquela del Vaticano con su Bendicion Apostolica. gRAICAS FRANCISCO!

martes, 7 de junio de 2016

MANUEL BELGRANO, EL JESUITA MANUEL LACUNZA, LAS PROFECIAS SOBRE EL FIN DEL MUNDO Y LA TERCERA GUERRA MUNDIAL DEL PAPA FRANCISCO


Por el escritor e historiador Javier Garin, autor de “MANUEL BELGRANO, RECUERDOS DEL ALTO PERÚ)
El 28 de diciembre de 1814, al embarcarse rumbo a Europa junto a Rivadavia para intentar negociar el reconocimiento de la Independencia por las potencias europeas, Manuel Belgrano llevaba entre sus pertenencias una que consideraba una joya inestimable, en una misión que él creía apenas un poco menos importante que su difícil tarea diplomática.
Se trataba de un manuscrito precioso que en los meses anteriores había recibido de manos de su amigo, Fray Isidoro Celestino Guerra, dominico que había sido Prior del Convento de Santo Domingo en Buenos Aires y luego provincial de su orden.
Fray Guerra entregó a Belgrano la copia manuscrita que poseía como uno de sus mayores tesoros -porque era la más exacta de todas las que circulaban por América- de uno de los libros teológicos más importantes de aquellos años, destinado a ejercer una poderosa influencia en todo el mundo: la obra del jesuita chileno Manuel Lacunza intitulada: “La venida del Mesías en Gloria y Majestad”.
Este libro había sido compuesto en 1790 en Imola, Italia, por el sacerdote chileno mientras vivió allí en cumplimiento de la orden de expulsión que pesaba sobre los miembros de la Compañía de Jesús en América. Sin embargo, Lacunza jamás lo dio a la imprenta. Los ejemplares de esta obra que circulaban profusamente, en forma semiclandestina, en Europa y en América, eran copias manuscritas o ediciones impresas a las apuradas con gran número de errores, y se pasaban de mano en mano entre susurros y mil recaudos por sus fervientes admiradores.
La obra de Lacunza, en secreto, se había convertido en objeto de culto, reverencia o abominación, porque contenía la develación de profundos misterios y profecías acerca de Cristo y el Fin del Mundo, de acuerdo a interpretaciones de los textos bíblicos que no coincidían enteramente con las doctrinas oficiales de la Iglesia Católica. De hecho, los custodios de la ortodoxia católica mandarían “recoger” este libro en 1819, por considerarlo peligroso, y en 1824 lo incorporarían al índice de libros heréticos, aunque inútilmente, pues dicha prohibición no hizo sino aumentar el deseo de los fanáticos y entusiastas lectores de contar con un ejemplar.
El Padre Manuel Lacunza, hombre de vida santa y virtuosa, que pasó sus últimos años recluido y reflexionando casi como un anacoreta, falleció en Italia en 1801, de manera misteriosa y repentina, mientras caminaba a orillas de un río que solía visitar para sus meditaciones, ilusionado con la posibilidad de regresar a su amada América, y sin tener consciencia del éxito secreto de su libro y de la influencia inusitada que luego alcanzaría en todo el mundo, hasta convertirse en uno de los mayores best sellers teológicos del siglo diecinueve, inspirador de las doctrinas milenaristas en el seno de la propia Iglesia y en las iglesias protestantes. La Iglesia Adventista recogería sus enseñanzas, y muchas de ellas pasarían con los años a formar parte del arsenal doctrinario de la Teología de la Liberación.
Manuel Belgrano, gran creyente, era un lector asiduo de Lacunza, cuya obra había conocido fragmentariamente ya en su juventud en España y procurado inútilmente obtener en un texto confiable. No era el único patriota admirador de Lacunza. Tambien el Dean Funes y el prebístero Juan Ignacio Gorriti, entre muchos otros, habían manifestado su aprecio por el jesuita chileno. Gorriti, quien bendijo la Bandera blegraniana en Jujuy el 25 de mayo de 1812, escribió muchos años después: “Aconsejo al joven eclesiástico que lea y haga un estudio formal de la obra del incomparable americano Lacunza, honra no solo de Chile que fué su patria, sino de todo nuestro continente: titulada “La Segunda Venida del Mesías en gloria y magestad”, por Juan Benjamín Aben Esra, impresas en Londres á expensas del general Don Manuel Belgrano”.
Poco antes de su viaje a Europa, Belgrano había comparado la copia manuscrita de su amigo Fray Isidoro Guerra con el ejemplar impreso que había donado en 1814 el Prebístero Bartolomé Doroteo Muñoz a la Biblioteca Pública de Buenos Aires, descubriendo que el ejemplar de la biblioteca poseía un texto incompleto y mutilado que distorsionaba las reflexiones e interpretaciones bíblicas de Lacunza. “La impresión hecha está tan llena de errores, y errores tan substanciales, que puede decirse sin exageración, habria sido (á pesar de lo mucho que lo era) menos sensible á los apasionados carecer por mucho tiempo de la obra, que tenerla al punto en una forma, que solo puede servir para denigrarla haciendola digna de una justa censura”, escribió con indignación el propio Belgrano. Fue entonces cuando el prócer, junto a Fray Guerra y un reducido grupo de “lacuncistas” tomaron la decisión de realizar una nueva edición completa y fidedigna de la obra. Belgrano lo explica en el prólogo a la edición que él mismo llevó a cabo: “He aquí que inesperadamente me veo en la necesidad de pasar á la corte de Londres. Desde el punto que resolví mi viage á este destino resolví también hacer á mis compatriotas el servício de imprimir, y publicar una obra que aun quando no hubiese otras, sobraria para acreditar la superioridad de los talentos Americanos.” El movedizo Fray Cayetano Rodríguez, cura patriota, publicista y futuro congresal del Tucuman, miembro del “lacuncismo” rioplatense, comenta en una carta al prebísero Molina: “Belgrano ha caminado a Londres; lleva consigo la obra del milenario del P. Guerra para hacerla imprimir. Este es tiro hecho”.
Pero el orgullo y el nacionalismo americanista de Belgrano, procurando demostrar que América había sido cuna de uno de los más admirados teólogos del momento, no fue, obviamente, su única inspiración. No cabe duda de que Belgrano deseaba asegurar la difusión en toda América del pensamiento de Lacunza, vinculándolo de algún modo con los destinos de esa tierra por cuya emancipación luchaba.
De su propio peculio, como le era habitual, y con el desinterés absoluto que lo caracterizaba, Belgrano mandó imprimir en Londres en el año 1816, por la imprenta de Charles Woods, antes de regresar al país y participar del Congreso de Tucumán como promotor de la Independencia, una esmerada y costosa edición de 1500 ejemplares en cuatro volúmenes totalizando 1.937 páginas, “en carácter, y papel correspondiente al mérito de la obra; y teniendo todo el posible cuidado, para que salga, sinó absolutamente perfecta (lo que casi no es de esperar en pais donde la lengua Castellana es extranjera), al menos sin defecto substancial”, según el mismo escribió en el prólogo, al cual, en su modestia habitual, ni siquiera firmó con su nombre.
Los eruditos sostienen que esta edición de Belgrano, que sirvió de base a muchas ediciones posteriores en varios idiomas, fue una de las mejores, más completas y fidedignas.
No sabemos a ciencia cierta qué motivaba el especial interés de Belgrano en realizar una aportación tan importante como editor a la difusión de una obra teológica. Sólo podemos deducirlo. De su prólogo se desprende la intención nacionalista de demostrar a los europeos la capacidad de los americanos a través de la obra de un insigne teólogo. Tambien hemos de suponer que la sincera fe religiosa de Belgrano encontraba en Lacunza una inspiración que deseaba propagar con su inclaudicable vocación de educador. Pero nos atrevemos a creer que tambien sedujo profundamente a Belgrano un aspecto de la obra de Lacunza que fue clave en el éxito de la misma: su interpretación del Fin del Mundo y su hermenéutica bíblica en la cual basaba la profecía de una Segunda Venida del Mesías.
No analizaremos ni reseñaremos aquí el pensamiento de Lacunza, que es complejo y por momentos extraño. Pero hay algunos conceptos que, por su significación política, no pudieron escapar a la fina percepción de Belgrano, y que de hecho emparentan a aquel jesuita chileno, hoy casi olvidado, con otro jesuita americano de relevancia en el mundo presente: el Papa Francisco.
Lacunza concebía su interpretación escatológica, basada en el Apocalipsis de San Juan y en otros textos bíblicos, como una lucha de culturas y valores enfrentados. Para Lacunza, el Anticristo no era un individuo. Era un sistema social y cultural cuya esencia consistía en la negación y destrucción de los valores predicados por Jesús. Lacunza preveía grandes aflicciones y calamidades como fruto del abandono por los hombres de los valores cristianos y el imperio de los antivalores del sistema social llamado “Anticristo”. ¿Acaso no podemos pensar, con valederos argumentos, que el Anticristo no es otra cosa que un nombre del capitalismo?
Es curioso observar cómo los escritos de un jesuita chileno exiliado en Italia encuentran nuevos ecos en las enseñanzas de otro jesuita, esta vez argentino, que ocupa el sitial de San Pedro, y que desde allí nos alerta acerca de los peligros de una civilización edificada en el lucro, el desprecio hacia el otro y hacia la propia Tierra y otros antivalores, y del desarrollo de una silenciosa Tercera Guerra Mundial que amenaza a la Humanidad y al planeta con su total destrucción.
¿Qué lazo secreto, misterioso, une a Lacunza, a Belgrano y al Papa Francisco, tres notables espíritus religiosos sudamericanos, a través de cuatro siglos?

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EN PLAZA DE MAYO DURANTE PROYECCION DE FILM

EN PLAZA DE MAYO DURANTE PROYECCION DE FILM
Garin estuvo presente firmando ejemplares y conversando con el público durante la proyección del film "BELGRANO" en Plaza de Mayo, oportunidad en la que resaltó que el prócer luchó por la Libertad de todos los pueblos de América y peleó tanto a favor del Alto Perú (actual Bolivia) como de Argentina. Quienes utilizan su bandera para un discurso xenófobo en contra de los bolivianos y paraguayos insultan a Belgrano y a San Martín"

EN LUJAN

EN LUJAN
Durante la proyección de film "BELGRANO" frente a la Basílica.

EN BURZACO

EN BURZACO
Encuentro con lectores durante la proyección en el Partido de Alte. Brown.

EN SAN VICENTE

EN SAN VICENTE
Durante la proyección en la estacion de San Vicente.

EN MORON

EN MORON
En la plaza San Martín de Morón, oportunidad en que Garin firmó ejemplares al público y obsequió un libro al Intendente Ghi.

EN BRANDSEN

EN BRANDSEN

EN MORENO

EN MORENO
Jóvenes miltiantes posan junto a cartel durante proyeccion.

EN UNIVERSIDAD DE JUNIN

EN UNIVERSIDAD DE JUNIN
Junto a Patricio Griffin y Gustavo Traverso en la UNNOBa, durante la charla organizado por familiares de detenidos y desaparecidos de Junín.

EN UNNOBA

EN UNNOBA
Gran cantidad de público y jóvenes en charla sobre Belgrano y la Memoria.

Dia de la Memoria en Junin.

Dia de la Memoria en Junin.
Garin junto a Olga y Gladys Prieto de Junin y las fotos de las marchas contra la dictadura en la Plaza de Junin. Dia de la Memoria.

EN PERGAMINO

EN PERGAMINO

EN LA BOCA

EN LA BOCA
en la proyección de la película Belgrano detrás de la Bombonera.

EN CORDOBA

EN CORDOBA

EN ROSARIO

EN ROSARIO
En el Monumento a la Bandera, junto a su director el Dr. Carrillo Abascay durante el 2do Encuentro Nacional Belgraniano.

EN QUILMES

EN QUILMES
Garin disertó sobre la lucha belgraniana por la libertad de Sudamérica y los derechos humanos por invitación del Instituto Belgraniano de Quilmes-Berazategui.

EN QUITO

EN QUITO
Garin hizo entrega al Presidente Correa de Ecuador de sus libros sobre Belgrano y Monteagudo.

FIRMA DE EJEMPLARES

FIRMA DE EJEMPLARES
En la feria del libro de Berazategui, invitado por el Instituto Belgraniano de Quilmes-Berazategui, y en Ezeiza, Garin presentó sus trabajos sobre Belgrano y Monteagudo.