SEGUNDA EDICION DEL BICENTENARIO

SEGUNDA EDICION DEL BICENTENARIO
Se encuentra disponible la segunda edición DEL BICENTENARIO del libro "MANUEL BELGRANO: RECUERDOS DEL ALTO PERÚ"


A mi hija Victoria.




"Mi música no suena sólo para los victoriosos

Sino para los derrotados y los muertos también.

Todos dicen: es glorioso ganar una batalla.

Yo digo que también es glorioso perderlas,

Pues se pierden con el mismo coraje con que se ganan.

(...)

¡Viva por los generales que perdieron el combate

Y por los héroes vencidos!

Los incontables, ignotos héroes,

Tan valiosos como los más grandes de la Historia."



-Walt Whitman



"Mucho me falta para ser un Padre de la Patria, me contentaría con ser un buen hijo de ella". -Manuel Belgrano


MANUEL BELGRANO

MANUEL BELGRANO
Al comenzar la Campaña tenía 42 años. Contrariamente a lo que se cree, era de contextura robusta, pese a sus múltiples enfermedades


PROLOGO A LA SEGUNDA EDICION (Editorial Dunken)



"La celebración del Bicentenario es inmejorable excusa para la segunda edi­ción de estos "Recuerdos del Alto Perú", que hace tiempo escribí como testimonio de admiración hacia la figura de Manuel Belgrano, el más humano de nuestro pro­ceres y uno de los hombres más significativos del movimiento emancipador. Los grandes dilemas que Belgrano percibió y afrontó siguen vigentes. La "Libertad" por la que luchó -que no era otra cosa que el respeto por los derechos que hoy conocemos con el nombre de "humanos"- es una realización todavía frágil, después de haber sufrido ignominiosas dictaduras que pisotearon hasta la dignidad más elemental de nuestros pueblos. Nótese cuan frágil es esta conquista que doscientos años después (parece mentira) pululan las campañas mediáticas que intentan des­acreditar esos derechos y libertades que Belgrano defendió, responsabilizándolos de la delincuencia y haciendo llamados —en nombre de la "seguridad "— a favor de la pena de muerte, la represión, la tortura y otros disparates por el estilo. ¡Algunos medios de comunicación tienen hoy una ideología anterior a la Asamblea del Ano XIII! La "Independencia", que Belgrano se propuso como objetivo, aún está pen­diente de afianzamiento. Todavía no hemos conquistado esa "Segunda Indepen­dencia" de que hablaba, clarividente, José Martí, cuando advertía que, derrotado el Imperio Español, se cernían sobre América del Sur otras garras imperiales no menos codiciosas. Hoy como entonces, las oligarquías contra las que combatió Belgrano siguen ofreciéndose a los dominadores foráneos para hacer el trabajo sucio de embaucar y reprimir a sus pueblos. Sin embargo, algo se avanzó también. Doscientos años después, tenemos al fin en América del Sur un puñado de países que, con aciertos y errores, comienzan a transitar el arduo camino de la unidad; esa unidad tantas veces frustrada, cuya necesidad tan bien comprendía Belgrano y por la que trabajaba ya en aquellos tiempos remotos. Por primera vez ha llegado a la Presidencia de Bolivia -la tierra por cuya libertad tanto peleó Belgrano- un hijo de los pueblos originarios, haciendo resonar una voz auténtica y un mensaje diferente, que reivindica las antiguas culturas. ¡Qué orgulloso estaría Belgrano de ver a Evo Morales en el Palacio Quemado: él, que tanto bregó por el reconocimiento de los derechos de nuestros hermanos indígenas, y que tan cruelmente fue satirizado por los sabihondos de Buenos Aires, quienes lo denostaban en la prensa y en los salones (con el impertérrito racismo de nuestras pequeño burgue­sías) acusándolo de querer llevar al poder a un "indio de patas sucias"! Belgrano fue un precursor del indigenismo y de muchas otras cosas: como la ilustración de la mujer, la idea de un desarrollo económico nacional, la defensa de lo que hoy llamamos medio ambiente, la educación, la promoción de las ciencias y las artes. Humanista brillante, uno de los hombres más cultos de su tiempo, fue también, como militar, un jefe humanitario y sensible, justo con sus tropas, generoso con los enemigos, magnánimo y modesto en el triunfo, firme "como la roca del mar" incluso en las peores derrotas. Belgrano tuvo una concepción predominantemente nacional, en la que lo nacional equivalía a lo americano, y siempre antepuso los intereses de la Patria a los de los partidos, sectores o individuos. Su vida fue el mejor ejemplo de ello.

"Esta Segunda Edición "del Bicentenario" -que no hubiera sido posible sin ¡a ayuda de mi compañera, Soledad Benítez- contiene modificaciones de detalle y redacción. Preferí, no obtante, no "modernizar" expresiones tomadas del propio Belgrano, conservando el "sabor de época".

Banfield, febrero de 2010. "




LA PUERTA DE LIMA

LA PUERTA DE LIMA
-Canoas de totora de los indígenas en el Titicaca. Este lago era la puerta de acceso a Lima: el objetivo final –nunca alcanzado- de la campaña libertadora de Belgrano.

INDIGENISMO

INDIGENISMO
-Ídolo en Tiwanacu, centro ceremonial de la antigua cultura aymará. Belgrano reivindicó a los nativos como “los primitivos dueños de la tierra americana”, y promovió el reparto de tierras a las comunidades aborígenes y su dignificación.

BENDICION APOSTOLICA

BENDICION APOSTOLICA
Dias pasados estuve en el Vaticano y le deje al Papa mi libro MANUEL BELGRANO RECUERDOS DEL ALTO PERU con una dedicatoria que incluia un demasiado familiar "abrazo belgraniano". Temi que esa excesiva familiaridad no cayera bien pero me equivoque. Acabo de recibir esta hermosa esquela del Vaticano con su Bendicion Apostolica. gRAICAS FRANCISCO!

martes, 7 de junio de 2016

BENDICION APOSTOLICA DEL PAPA FRANCISCO POR EL LIBRO SOBRE BELGRANO

Dias pasados estuve en el Vaticano y le deje al Papa mi libro MANUEL BELGRANO RECUERDOS DEL ALTO PERU con una dedicatoria que incluia un demasiado familiar "abrazo belgraniano". Temi que esa excesiva familiaridad no cayera bien pero me equivoque. Acabo de recibir una hermosa esquela del Vaticano con su Bendicion Apostolica que se incorpora como adjunta. Gracias, Francisco!

MANUEL BELGRANO, EL JESUITA MANUEL LACUNZA, LAS PROFECIAS SOBRE EL FIN DEL MUNDO Y LA TERCERA GUERRA MUNDIAL DEL PAPA FRANCISCO


Por el escritor e historiador Javier Garin, autor de “MANUEL BELGRANO, RECUERDOS DEL ALTO PERÚ)
El 28 de diciembre de 1814, al embarcarse rumbo a Europa junto a Rivadavia para intentar negociar el reconocimiento de la Independencia por las potencias europeas, Manuel Belgrano llevaba entre sus pertenencias una que consideraba una joya inestimable, en una misión que él creía apenas un poco menos importante que su difícil tarea diplomática.
Se trataba de un manuscrito precioso que en los meses anteriores había recibido de manos de su amigo, Fray Isidoro Celestino Guerra, dominico que había sido Prior del Convento de Santo Domingo en Buenos Aires y luego provincial de su orden.
Fray Guerra entregó a Belgrano la copia manuscrita que poseía como uno de sus mayores tesoros -porque era la más exacta de todas las que circulaban por América- de uno de los libros teológicos más importantes de aquellos años, destinado a ejercer una poderosa influencia en todo el mundo: la obra del jesuita chileno Manuel Lacunza intitulada: “La venida del Mesías en Gloria y Majestad”.
Este libro había sido compuesto en 1790 en Imola, Italia, por el sacerdote chileno mientras vivió allí en cumplimiento de la orden de expulsión que pesaba sobre los miembros de la Compañía de Jesús en América. Sin embargo, Lacunza jamás lo dio a la imprenta. Los ejemplares de esta obra que circulaban profusamente, en forma semiclandestina, en Europa y en América, eran copias manuscritas o ediciones impresas a las apuradas con gran número de errores, y se pasaban de mano en mano entre susurros y mil recaudos por sus fervientes admiradores.
La obra de Lacunza, en secreto, se había convertido en objeto de culto, reverencia o abominación, porque contenía la develación de profundos misterios y profecías acerca de Cristo y el Fin del Mundo, de acuerdo a interpretaciones de los textos bíblicos que no coincidían enteramente con las doctrinas oficiales de la Iglesia Católica. De hecho, los custodios de la ortodoxia católica mandarían “recoger” este libro en 1819, por considerarlo peligroso, y en 1824 lo incorporarían al índice de libros heréticos, aunque inútilmente, pues dicha prohibición no hizo sino aumentar el deseo de los fanáticos y entusiastas lectores de contar con un ejemplar.
El Padre Manuel Lacunza, hombre de vida santa y virtuosa, que pasó sus últimos años recluido y reflexionando casi como un anacoreta, falleció en Italia en 1801, de manera misteriosa y repentina, mientras caminaba a orillas de un río que solía visitar para sus meditaciones, ilusionado con la posibilidad de regresar a su amada América, y sin tener consciencia del éxito secreto de su libro y de la influencia inusitada que luego alcanzaría en todo el mundo, hasta convertirse en uno de los mayores best sellers teológicos del siglo diecinueve, inspirador de las doctrinas milenaristas en el seno de la propia Iglesia y en las iglesias protestantes. La Iglesia Adventista recogería sus enseñanzas, y muchas de ellas pasarían con los años a formar parte del arsenal doctrinario de la Teología de la Liberación.
Manuel Belgrano, gran creyente, era un lector asiduo de Lacunza, cuya obra había conocido fragmentariamente ya en su juventud en España y procurado inútilmente obtener en un texto confiable. No era el único patriota admirador de Lacunza. Tambien el Dean Funes y el prebístero Juan Ignacio Gorriti, entre muchos otros, habían manifestado su aprecio por el jesuita chileno. Gorriti, quien bendijo la Bandera blegraniana en Jujuy el 25 de mayo de 1812, escribió muchos años después: “Aconsejo al joven eclesiástico que lea y haga un estudio formal de la obra del incomparable americano Lacunza, honra no solo de Chile que fué su patria, sino de todo nuestro continente: titulada “La Segunda Venida del Mesías en gloria y magestad”, por Juan Benjamín Aben Esra, impresas en Londres á expensas del general Don Manuel Belgrano”.
Poco antes de su viaje a Europa, Belgrano había comparado la copia manuscrita de su amigo Fray Isidoro Guerra con el ejemplar impreso que había donado en 1814 el Prebístero Bartolomé Doroteo Muñoz a la Biblioteca Pública de Buenos Aires, descubriendo que el ejemplar de la biblioteca poseía un texto incompleto y mutilado que distorsionaba las reflexiones e interpretaciones bíblicas de Lacunza. “La impresión hecha está tan llena de errores, y errores tan substanciales, que puede decirse sin exageración, habria sido (á pesar de lo mucho que lo era) menos sensible á los apasionados carecer por mucho tiempo de la obra, que tenerla al punto en una forma, que solo puede servir para denigrarla haciendola digna de una justa censura”, escribió con indignación el propio Belgrano. Fue entonces cuando el prócer, junto a Fray Guerra y un reducido grupo de “lacuncistas” tomaron la decisión de realizar una nueva edición completa y fidedigna de la obra. Belgrano lo explica en el prólogo a la edición que él mismo llevó a cabo: “He aquí que inesperadamente me veo en la necesidad de pasar á la corte de Londres. Desde el punto que resolví mi viage á este destino resolví también hacer á mis compatriotas el servício de imprimir, y publicar una obra que aun quando no hubiese otras, sobraria para acreditar la superioridad de los talentos Americanos.” El movedizo Fray Cayetano Rodríguez, cura patriota, publicista y futuro congresal del Tucuman, miembro del “lacuncismo” rioplatense, comenta en una carta al prebísero Molina: “Belgrano ha caminado a Londres; lleva consigo la obra del milenario del P. Guerra para hacerla imprimir. Este es tiro hecho”.
Pero el orgullo y el nacionalismo americanista de Belgrano, procurando demostrar que América había sido cuna de uno de los más admirados teólogos del momento, no fue, obviamente, su única inspiración. No cabe duda de que Belgrano deseaba asegurar la difusión en toda América del pensamiento de Lacunza, vinculándolo de algún modo con los destinos de esa tierra por cuya emancipación luchaba.
De su propio peculio, como le era habitual, y con el desinterés absoluto que lo caracterizaba, Belgrano mandó imprimir en Londres en el año 1816, por la imprenta de Charles Woods, antes de regresar al país y participar del Congreso de Tucumán como promotor de la Independencia, una esmerada y costosa edición de 1500 ejemplares en cuatro volúmenes totalizando 1.937 páginas, “en carácter, y papel correspondiente al mérito de la obra; y teniendo todo el posible cuidado, para que salga, sinó absolutamente perfecta (lo que casi no es de esperar en pais donde la lengua Castellana es extranjera), al menos sin defecto substancial”, según el mismo escribió en el prólogo, al cual, en su modestia habitual, ni siquiera firmó con su nombre.
Los eruditos sostienen que esta edición de Belgrano, que sirvió de base a muchas ediciones posteriores en varios idiomas, fue una de las mejores, más completas y fidedignas.
No sabemos a ciencia cierta qué motivaba el especial interés de Belgrano en realizar una aportación tan importante como editor a la difusión de una obra teológica. Sólo podemos deducirlo. De su prólogo se desprende la intención nacionalista de demostrar a los europeos la capacidad de los americanos a través de la obra de un insigne teólogo. Tambien hemos de suponer que la sincera fe religiosa de Belgrano encontraba en Lacunza una inspiración que deseaba propagar con su inclaudicable vocación de educador. Pero nos atrevemos a creer que tambien sedujo profundamente a Belgrano un aspecto de la obra de Lacunza que fue clave en el éxito de la misma: su interpretación del Fin del Mundo y su hermenéutica bíblica en la cual basaba la profecía de una Segunda Venida del Mesías.
No analizaremos ni reseñaremos aquí el pensamiento de Lacunza, que es complejo y por momentos extraño. Pero hay algunos conceptos que, por su significación política, no pudieron escapar a la fina percepción de Belgrano, y que de hecho emparentan a aquel jesuita chileno, hoy casi olvidado, con otro jesuita americano de relevancia en el mundo presente: el Papa Francisco.
Lacunza concebía su interpretación escatológica, basada en el Apocalipsis de San Juan y en otros textos bíblicos, como una lucha de culturas y valores enfrentados. Para Lacunza, el Anticristo no era un individuo. Era un sistema social y cultural cuya esencia consistía en la negación y destrucción de los valores predicados por Jesús. Lacunza preveía grandes aflicciones y calamidades como fruto del abandono por los hombres de los valores cristianos y el imperio de los antivalores del sistema social llamado “Anticristo”. ¿Acaso no podemos pensar, con valederos argumentos, que el Anticristo no es otra cosa que un nombre del capitalismo?
Es curioso observar cómo los escritos de un jesuita chileno exiliado en Italia encuentran nuevos ecos en las enseñanzas de otro jesuita, esta vez argentino, que ocupa el sitial de San Pedro, y que desde allí nos alerta acerca de los peligros de una civilización edificada en el lucro, el desprecio hacia el otro y hacia la propia Tierra y otros antivalores, y del desarrollo de una silenciosa Tercera Guerra Mundial que amenaza a la Humanidad y al planeta con su total destrucción.
¿Qué lazo secreto, misterioso, une a Lacunza, a Belgrano y al Papa Francisco, tres notables espíritus religiosos sudamericanos, a través de cuatro siglos?

domingo, 17 de febrero de 2013

BATALLA DE SALTA, TRIUNFO DE LA INTELIGENCIA, EL CORAJE Y EL AMOR

BATALLA DE SALTA: TRIUNFO DE LA INTELIGENCIA, EL CORAJE Y EL AMOR de Javier Garin, el domingo, 17 de febrero de 2013 a la(s) 12:34 · En el Bicentenario de la Batalla de Salta -cuyo desarrollo relato con extensión en mi libro MANUEL BELGRANO, RECUERDOS DEL ALTO PERU-, quiero destacar algunas cuestiones muy significativas que ese gran triunfo patriota ofrece a la reflexión de la posteridad: 1) EL TRIUNFO MÁS COMPLETO DE LA GUERRA REVOLUCIONARIA: Si la Batalla de Tucumán fue -como vengo sosteniendo- la más importante de la emancipación librada en territorio rioplatense, por su impacto político, la de Salta fue el triunfo más completo obtenido por los patriotas. Ambas batallas (mal que les pese a sus denigradores) fueron dirigidas por el gran general revolucionario Manuel Belgrano. En Salta murieron 103 patriotas, pero se perdió TODO EL EJÉRCITO REALISTA: 17 jefes y oficiales tomados prisioneros en batalla, 481 muertos y 2776 rendidos. Desde el General Pio Tristan hasta el último soldado debieron entregar vergonzosamente sus armas (Belgrano excusó a Tristan de este penoso deber) y prestar juramento de no volver a tomarlas contra la Revolución americana. Nunca hubo una victoria mayor. Pero claro: ¿para qué enseñarles a los niños este gran triunfo, si no aporta nada al mito del "gran militar salvador"? Belgrano era un patriota civil: entonces hablemos del combate de San Lorenzo, que, aunque no tuvo ninguna importancia, sirve para mostrar en accion a un "verdadero militar" y no a ese "general improvisado" como los detractores todavía hoy llaman a Belgrano... 2) UN TRIUNFO DE LA INTELIGENCIA ESTRATÉGICA DE BELGRANO: Si en la acción de Tucumán el propio Belgrano atribuye todo el triunfo a sus subordinados y al pueblo, y, con su modestia habitual, sólo se reserva el mérito de la decisión de combatir y de las directivas generales, no cabe duda de que la victoria de Salta es resultado directo de su capacidad como general. El resultado no hubiera sido seguro a no ser por la resolución de Belgrano de cambiar el campo de batalla, que se le presentaba muy desfavorable ya que, por el camino desde Tucumán, estaba obligado a presentarse por el Portezuelo, fuertemente defendido por los realistas y con la desventaja del declive que exponía a las lineas patriotas al fuego de la artillería enemiga. El salteño José "Chocolate" Saravia le informó, poco antes, que existía un camino alternativo por la quebrada de Chachapoyas, el cual no era usado pero resultaba practicable, aunque con dificultad. Dicho camino desembocaba en el Campo de Castañares, al norte de la Ciudad. Al seguir el mismo, Belgrano engañó y desorientó al enemigo, le cortó la retirada hacia Jujuy y planteó la batalla en un terreno más conveniente. Dice la tradición que Tristan, enterándose tarde de que los patriotas estaban al otro lado del cerro San Bernardo, al norte y no al sur como él creía -movimiento encubierto por hábiles maniobras de distracción-, exclamó incrédulo: "sólo que fuese pájaros" Los patriotas no eran pájaros, pero tenían un general estupendo que los guió a través de aquella quebrada en medio de un impresionante diluvio. El resto de la acción fue obra del valor criollo. Pero el triunfo ya estaba asegurado con la marcha estratégica. Despues vienen los denigradores habituales, que dicen: "esta batalla la ganó Fulanito o Menganito". Tonterías. La ganó el planteo inspirado de Belgrano. 3) TRIUNFO DEL CORAJE: Por supuesto que hubo bravos combatientes como Manuel Dorrego y Cornelio Zelaya, cuyo extraordinario valor contribuyó a afianzar el resultado, o como el comandante Superi, cuyo poncho celeste, agitado a falta de bandera desde un campanario, anunció el éxito patriota a los que estaban fuera de la ciudad. Los cultores de la mitología federal hablan de la actuación de Dorrego como si hubiera sido el único valiente. Sabemos que no fue así. ¿Y qué decir del gran Belgrano? Coraje a toda prueba. Amaneció ese día tan maltrecho por sus muchas dolencias, postrado y con vómitos de sangre, que hizo preparar una carretilla tirada por caballos para el caso de no poder montar. La carretilla no fue necesaria. 4)TRIUNFO DE LA HUMANIDAD Y EL AMOR. Lo que hizo más grande a Belgrano ese día, lo que lo distinguió de todos los generales pasados y futuros que tuvieron a su cargo acciones de guerra, fue su gran humanitarismo. Aun victorioso, quiso frenar tanta muerte inútil y tanta sangre de americanos. Téngase en cuenta que el Ejército realista no estaba formado por europeos: hasta su general era americano y la mayor parte de sus hombres provenían del Perú y el Alto Perú, pueblos que Belgrano se proponía liberar. En vez de dejarse llevar por el deseo de glorias guerreras ("No busco gloria sino la union de los americanos", decía), Belgrano decidió otorgar a los realistas una capitulación honorable. Esta medida fue muy criticada por quienes, como observaba irónicamente Belgrano, "están lejos de las balas, no ven la sangre de sus hermanos ni oyen los clamores de los infelices heridos". En carta a Chiclana comentaba que todos los días recibía cartas en la que le reprochaban "no haberlos hecho degollar a todos" los vencidos... Matar a los derrotados, dejar los muertos sin sepultura y clavar cabezas en las columnas miliares de los caminos eran prácticas comunes de los realistas. Del lado criollo, tampoco faltaban los militares sanguinarios. Entre los críticos de Belgrano se anotaron un lider federal como Dorrego y un historiador unitario como Mitre. A la hora de ser sanguinario, no había diferencias entre unitarios y federales, que llenarían la tierra de sangre fracticida en los años posteriores. Belgrano, como político superior que era, y como hombre de corazón, no estaba dispuesto a degollar a dos mil setecientas personas. Y como no podía mantener prisionero un número tan grande, decidió liberarlos bajo juramento. El amor es más efectivo que la crueldad y la violencia. Esta medida de Belgrano tuvo un éxito impresionante al cimentar la causa patriota demostrando que la Revolución estaba guiado por más nobles fines. Sólo trescientos juramentados rompieron el juramento. Y los demás se convirtieron en simpatizantes y propagandistas de la causa revolucionaria, provocando con su prédica subterránea la mayor deserción registrada en las filas realistas desde el comienzo de la guerra. Además, Belgrano mandó rendir honores a los muertos de ambos bandos y recibir cristiana sepultura, como acostumbraba. Nada de degüellos ni cabezas cortadas ni cadaveres abandonados. ¡Compárese a este General humanista con los sanguinarios jefes unitarios y federales que despues vinieron, expertos en cortar cabezas de compatriotas! ¡Compáreselo con el bárbaro Mitre, asesino de paraguayos, o con el bárbaro Roca, asesino de indios! Y ni qué hablar de los bestiales genocidas que vinieron después... ¿Se entiende ahora por qué la educación argentina, manipulada por el Partido Militar y sus acólitos civiles durante décadas, denigró a Belgrano y lo presentó como débil, hjomosexual, inútil y todas las mentiras que sobre él se dijeron? Claro, si hubiera sido un salvaje asesino, seguramente lo habrían considerado un "buen militar". Ser humanitario y respetuoso de la vida no es un buen ejemplo...

sábado, 22 de septiembre de 2012

POR QUÉ LA BATALLA DE TUCUMÁN FUE LA MÁS IMPORTANTE DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN ARGENTINA

POR JAVIER GARIN ( AUTOR DEL LIBRO "MANUEL BELGRANO: RECUERDOS DEL ALTO PERÚ" Y DE LA BIOGRAFÍA "EL DISCIPULO DEL DIABLO, VIDA DE MONTEAGUDO") El 24 de septiembre de 1812 a primeras horas de la mañana tuvo su comienzo la Batalla de Tucumán, considerada con toda justicia como la más importante de la guerra de Emancipación Continental librada en territorio rioplatense. Tal afirmación no será compartida, sin duda, por los salteños, que asignan ese carácter a la Batalla de Salta: otro gran triunfo obtenido meses despues, tambien bajo la conducción del gran patriota "todo terreno" que fue Manuel Belgrano, abnegado "militante de la Revolución" (título que le habría resultado más halagador que su grado de General, dado su carácter tan contrario a la pompa y la ostentación). Pero si bien la batalla de Salta fue un triunfo más completo -pues implicó la pérdida total del Ejército realista-, la de Tucumán fue más trascendente desde el punto de vista simbólico y político, por el contexto adverso en que se libró y por las consecuencias que tuvo en el movimiento revolucionario. No sin razón los medios oficiales de Buenos Aires la titularon el "Sepulcro de la Tiranía" y Bernardo Monteagudo le dedicó en el periódico "Mártir o Libre" uno de sus brillantes artículos, aprovechando el entusiasmo del triunfo para apuntalar la corriente que proponía "declarar la Independencia ya", frente a los agentes de los intereses británicos (encabezados por Rivadavia) que a toda costa querían postergar indefinidamente esa declaración porque no convenía a sus intereses estratégicos en la guerra contra Napoléon. CÓMO Y POR QUÉ SE DECIDIÓ LIBRAR LA BATALLA DE TUCUMÁN Este encuentro campal, extraordinariamente reñido, y con gran número de muertos, tuvo lugar en el Campo de las Carreras, en las afueras de la entonces pequeña población de San Miguel del Tucumán. Allí se batieron encarnizadamente las tropas patriotas del Ejército auxiliar del Alto Perú, comandadas por el General Manuel Belgrano, y el ejército colonial que, en tren de invasión, avanzaba por territorio rioplatense al mando del general realista Pío Tristan y Moscoso, con la mira de aplastar el movimiento revolucionario y escarmentar a los pueblos, tal como había ordenado el Virrey Abascal desde Lima. El Ejército Auxiliar del Alto Perú era el mismo con el que Castelli había soñado llegar hasta Lima para aplastar el centro de la Contrarrevolución españolista y abrazarse con los patriotas de Santa Fé del Bogotá y de Chile en una gran nación continental. La historia oficial escrita en Buenos Aires le cambió el nombre y lo llamó "Ejército del Norte", porque, claro, para esa visión porteñista Salta, Tucumán y Jujuy son "el Norte", pero en aquellos tiempos no eran territorios "norteños" sino del centro del país, ya que los límites del Virreynato incluían todo el Alto Perú, actual Bolivia. La mitología seudonacionalista que nos enseñan en el sistema educativo con el falso nombre de "Historia" intentó siempre pasar por alto el hecho de que para los hombres de la Revolución no existían ni Argentina ni Bolivia, conformando ambos una unidad política, histórica y territorial. El racismo cultural de la hegemonía porteña no quiere saber nada de ser un mismo pueblo con los bolivianos, a quienes se desprecia como "inferiores"... Después de haber sido derrotado en Huaqui (o Desaguadero), a orillas del lago Titicaca, este ejército revolucionario se vio obligado a retroceder en precipitada fuga. Reemplazados sus mandos políticos y militares, el Primer Triunvirato pone a su frente al entonces desacreditado Manuel Belgrano, quien venía de haber sufrido una derrota en la expedición al Paraguay. La elección de este "General sin prestigio" tenía una intención oculta: asegurarse de que el mando estuviera en alguien de probada lealtad y sin plafond personal para hacer otra cosa que cumplir las ingratas órdenes que acompañaban el nombramiento, las cuales consistían en llevar la retirada de las tropas hasta Córdoba, desmantelar existencias y quemar o destruir los bienes del Estado, dejando abandonados a los pueblos de Jujuy, Salta, Tucumán y Santiago del Estero, con el único y estrecho objetivo de defender la Revolución en Buenos Aires. La situación apremiante en la Banda Oriental, la fortaleza realista en buena parte del territorio y el cuadro de derrotas que sufría el movimiento emancipador habían puesto a las autoridades porteñas a la defensiva, llevándolas, en su pánico, a la decisión de concentrar fuerzas alrededor de Buenos Aires y sacrificar -con insólito egoísmo y ceguera- a las provincias interiores. Pese a las instrucciones gubernamentales, Belgrano nunca se resignó a llevar adelante la retirada hasta Córdoba. Por todos los medios intentó convencer al Gobierno del error político y militar que esa idea representaba y procuró organizar una resistencia, aunque sin éxito, desde el momento en que puso los pies en Salta y Jujuy. Como en el “Éxodo Jujeño” que precedió a la Batalla, Belgrano -excepcional cuadro revolucionario- utilizó todos sus recursos políticos e ideológicos para convertir la lucha revolucionaria –hasta entonces reservada a una elite y a las tropas regulares- en un hecho masivo que hiciera carnadura definitiva en la población. Belgrano sabía muy bien, y muchas veces había sostenido, que sin el concurso entusiasta del pueblo eran inútiles todos los esfuerzos militares. A diferencia de otras poblaciones en las que Belgrano sólo había encontrado "quejas, lamentos y frialdad" -síntomas de la ausencia de espíritu revolucionario y patriótico-, en Tucumán había una fuerte decisión por sostener la causa revolucionaria y resistir a todo trance a los colonialistas. Esta situación fue aprovechada al máximo por el General revolucionario. Contra la leyenda escolar que presenta a Manuel Belgrano como un hombre bonachón -un verdadero "buenudo"-, el Belgrano histórico era un dirigente de gran decisión y carácter, a quien no le temblaba la mano a la hora de fusilar a un traidor o echar a un obispo. Uno de sus entonces subalternos –el general José María Paz- lo define como un jefe excepcionalmente corajudo que a veces cometía errores por entusiasmo y por deseos de combatir, pero jamás por pusilanimidad o tibieza. Esta firmeza del general patriota quedó evidenciada por la decisión misma de presentar combate en Tucumán, en total inferioridad material, con armamentos menos que insuficientes, al frente de un ejército de desharrapados, desnudos y descalzos que inspiraban conmiseración a quienes los veían (según cuenta Sarmiento en "Recuerdos de Provincia", evocando el testimonio de su padre) y oficiales amilanados por sus recientes derrotas, mientras el enemigo traía tropas bien preparadas y abastecidas, casi tres veces superiores en número, envalentonadas por el éxito de sus armas y por la situación política y militar favorable a los realistas. El general patriota decide resistir y hacer pie firme en Tucumán luego de consultarlo con los principales jefes del Ejército y con los líderes del movimiento revolucionario tucumano que le dieron todo su respaldo, encabezados por el caudillo local Bernabé Aráoz. Al hacerlo, desobedece las claras y terminantes órdenes del gobierno de Buenos Aires, las cuales eran tan imperiosas que Rivadavia -cerebro del gobierno- las reiteró en forma desesperada, llegando a remitir a Belgrano cuatro oficios ratificatorios en un mismo día, con la amenaza de aplicarle, en caso de desobediencia, los más graves cargos previstos en la ordenanza militar española. Vale decir que Belgrano se jugó la cabeza en sentido real y no metafórico, exponiéndose a un fusilamiento. Este patriota y visionario justificaba su desobediencia señalando que, en caso de abandonar aquellos pueblos al enemigo, nunca más se los podría recuperar para la causa de la Libertad , sosteniendo que había algo peor que una derrota militar y era la derrota política de mostrarse como fugitivos, y planteando que prefería ser batido en regla en una acción campal y no por el desastre oscuro de una retirada. UNA BATALLA FEROZ E INCIERTA La batalla estuvo signada por multitud de circunstancias azarosas y desenlaces aparentes y cambiantes. La maniobra estratégica de rodear la ciudad para cortar la retirada de los patriotas, concebida por Tristán, fue delatada en forma anticipada a causa de la naturaleza del terreno. La casual existencia de unos naranajales ocultó a la vista de los enemigos la caballería gaucha ayudando al factor sorpresa. Hubo incidentes tragicómicos como la caída de Belgrano de su caballo ante una descarga de artillería. Una nube de langostas llegó a opacar la luz del sol y disminuir la visibilidad de los combatientes. La coincidencia de haberse inciado el día de advocación de Nuestra Señora de las Mercedes –santa patrona tradicional de Tucuman-; el estreno de la caballería gaucha, conducida por Juan Ramón Balcarce e integrada por multitud de jinetes venidos de la campaña, la participación activa de los tucumanos enrolándose en la lucha, la cercanía de la ciudad amenazada, el resuelto apoyo de toda la población a un Ejército revolucionario para el que se preanunciaba con seguridad un desastre completo, confirieron a este episodio el carácter de una verdadera epopeya militar y política. Pasado el mediodía, las tropas realistas parecían haberse impuesto, y el Ejército patriota había quedado partido al medio, con restos de tropas dispersas siguiendo a Belgrano hacia las afueras con la mira de reagruparse para no ser completamente destruido, y otros restos comandados por Díaz Vélez resistiendo en la plaza las amenazas y las intimaciones de rendición del enemigo. Durante algun tiempo el propio general patriota pensó haber sido derrotado, hasta que, reunidos mejores informes del interior de la plaza, tomó la decisión de reagrupar dispersos y contramarchar el día 25 nuevamente sobre el campo de batalla. La lucha recien concluyó definitivamente con la retirada nocturna de las tropas realistas en la madruagada del 26, al comprender que habían sido superadas por la voluntad inquebrantable de resistencia de los patriotas. Este desenlace "providencial" dio la razón a Belgrano en su arriesgada apuesta, y fue salvador al poner un freno definitivo a la invasión realista desde el Perú, permitiendo mantener a salvo la insurrección en el Río de la Plata en momentos de enormes derrotas y terribles amenazas para el propio gobierno rioplatense. La Revolución fue vencida en algun momento en casi todo el continente: en Caracas, en Quito, en Chile. Sólo en el Río de la Plata permaneció incólume e invicta gracias a esta batalla extraordinaria. No sólo se salvó la Revolución en el terreno militar sino que produjo un cambio político de magnitud. Pocos días después, el 8 de octubre de 1812, alentados por lo ocurrido en Tucumán, San Martín, Alvear y Monteagudo -cabecillas de la Logia Lautaro y de la Sociedad Patriótica- dirigían en Buenos Aires un levantamiento contra el Primer Triunvirato que precipitó su caída y la convocatoria a la Asamblea General Constituyente. El proceso revolucionario ingresaba así en una nueva etapa mucho más franca y resuelta, cuyo horizonte ideal era la postergada declaración de Independencia y el dictado de una Constitución. LA DISMINUCIÓN PÓSTUMA DE LA BATALLA DEL TUCUMAN EN ARAS DEL "MITO SANMARTINIANO" DEL "MILITAR SALVADOR" Uno de los primeros intelectuales en advertir la maniobra ideológica de construcción del mito del "gran militar salvador del pais", en contraposicion a la realidad histórica de las luchas populares comandadas por revolucionarios civiles, fue Juan Bautista Alberdi. En su libro "El crimen de la guerra", Alberdi produce un ataque furibundo e injusto contra la figura de San Martin. Este ataque, hoy inaceptable, tenía la intención de combatir la maniobra de mixtificación que entonces recien comenzaba y que despues se amplió hasta lo inconcebible, impulsada por el Partido Militar y por décadas de dictaduras castrenses. La maniobra mixtificadora fue terriblemente injusta tanto con Belgrano como con San Martin. Belgrano quedó reducido al tonto e inocuo papel de "creador de la bandera" (como si todo su mérito hubiera consistido en hacer coser dos pedazos de trapo), despojando a ese hecho histórico de todo contenido político real. Las grandes batallas que libró y sus extraordinarios triunfos en Tucumán y Salta fueron minimizados y en cierto modo opacados por el énfasis que la enseñanza oficial puso en sus derrotas de Vilcapugio y Ayohuma. Parece increíble pero durante décadas se enseñó machaconamente en las escuelas a los niños argentinos los nombres de Vilcapugio y Ayohuma asociados al de Belgrano sin hacer casi alusión a sus victorias de Tucumán y Salta. El objetivo de esta maniobra es evidente. Belgrano era el civil puesto en funciones militares que "fracasó". Su presunto "fracaso" era el contraste necesario para realzar aun más, hasta los extremos de la idolatría, la figura del "militar salvador", San Martín. Belgrano sería algo así como el predecesor inútil, el profeta fallido, el Juan Bautista decapitado, minetras que San Martin es elevado a la categoría mítica de Mesías triunfal montado en nube de gloria con sable y corcel. Formaba parte de esta maniobra el ocultar que San Martín fue algo más que un militar afortunado. Fue un político excepcional, cuyo genio revolucionario y organizativo le permitió controlar desde las sombras, desde la Logia Lautaro, los gobiernos de tres países. Pero claro: resaltar la calidad de político de San Martín no era útil al Partido Militar: había que mostrarlo nada más que como un "militarote" que con su "hombría" salvó la Patria. La realidad histórica fue muy diferente. La Revolución fue un movimiento iniciado por una elite civil (no militar) y llevado adelante a punta de fusil por tropas militares, pero que nunca hubiera podido triunfar sin el protagonismo decidido del pueblo. Esta es la gran idea que Belgrano comprendió más que ningun otro. Fue Belgrano el gran "popularizador" de la Revolución. Fue él quien más insitió con la idea de que sin pueblo no hay revolución posible. Y lo llevó a la práctica en toda su actuación como jefe del Ejército Auxiliar del Alto Perú. La Batalla de Tucumán mostró esa extraordinaria conjunción de un gran lider político revolucionario -Belgrano- y un pueblo decidido a defenderse de la agresión colonialista -el pueblo tucumano-. Fue una batalla fundamental por el freno que puso al invasor, porque contribuyó a popularizar la Revolución en el interior del país, porque produjo cambios políticos fundamentales, y porque ocurrió en momentos de profundo retroceso, revirtiendo una situación desesperante para el campo revolucionario a nivel continental. Como dijimos, esta batalla duró dos días antes de alcanzar su desenlace, mientras el combate de San Lorenzo, tan recordado en las festividades escolares, eternizado en la memoria colectiva por una marcha militar pegadiza, y elevado a la categoría de "mito fundacional", apenas duró doce minutos y careció de toda significación política y militar seria, salvo por el hecho meramente simbólico de haber tenido allí su bautismo de fuego los Granaderos a Caballo. Pero la construcción mítica de esa conjunto de mentiras malintencionadas que damos en llamar "historia oficial" en la enseñanza escolar ha optado hace muchas décadas por resaltar el insignificante combate de San Lorenzo y disminuir u olvidar la Batalla de Tucumán. Ojalá el presente Bicentenario de la Batalla de Tucumán y la decisión del Gobierno Nacional de declararlo feriado contribuyan a recordar una de las más grandes y heroicas gestas del movimiento emancipador de América del Sur, rescatando del olvido a sus protagonistas populares y dando a su conductor político el relieve que se merece como verdadero Padre de la Patria: título que Belgrano, en su habitual modestia, rechazaba alegando que prefería ser considerado "un buen hijo de ella". Ojalá sirva tambien para reafirmar las ideas por las que lucharon y murieron los "héroes del Tucumán". Como decía Monteagudo en su celebrado artículo, "el medio más propio para honrar su memoria es proclamar y sostener la Independencia de América del Sud".

jueves, 6 de septiembre de 2012

REPORTAJE A GARIN EN TUCUMAN SOBRE BATALLA DE TUCUMAN Y SOBRE DERECHOS HUMANOS

"Hay que aprovechar el bicentenario de la Batalla para recordar esta gesta" Lo afirmó Javier Garín, especialista en Derechos Humanos que disertará hoy. Calificó a la Batalla de Tucumán como "la más importante de la guerra de la independencia librada en Argentina". El abogado Javier Garín brindará una charla esta tarde en el "Encuentro de historia, música y poesía", desde las 19 en la Municipalidad. "Me parece muy importante, me parece una buena iniciativa, le agradezco a las autoridades, a Susana (Montaldo) que realiza un trabajo extraordinario", expresó en primer término. "Creo que es muy bueno, que hay que aprovechar el bicentenraio de la Batalla de Tucumán para recordar esta gesta que llevaron adelante dos protagonistas: Manuel Belgrano y el pueblo de Tucumán en la batalla más importante de la guerra de la independencia librada en territorio argentino; cosa que mucha sveces nos olvidamos porque existe una marcha sobre el Combate de San Lorenzo que apenas duró 12 minutos y nos olvidamos que la Batalla de Tucumán, que duró más o menos dos días, que tuvo una cantidad muy importante de muertos, que fue muy reñida, que en algún momento se creyó perdida y luego resultó ganada, implicó la salvacion de la revolución independentista en la tierra del Río de La Plata", resaltó Garín. "Esto fue un mérito extraordinario que lograron un conductor con una inteligencia y una dedicación absoluta a la causa de la independencia, que fue Belgrano, y un pueblo quye lo acompañó que fue el pueblo de Tucumán, que tomó una decisión heroica de resistir porque le hubiera sido quizás más cómodo sometesrse al avance de las tropas realistas", aseguró el especialista. Comentó que "estos hechos en el resto del país la enseñanza oficial los pasó por alto y se indiosó la figura de (José) San Martín, que lógicamente merece toda la devoción de que goza, pero a mi entendender el verdadero padre de la patria argentina es Manuel Belgrano por su acción política y militar en el territorio argentino. Ambos fueron próceres americanistas porque luchaban por la independencia de América del Sur". "Debemos tener en cuenta algo que la historia oficial ocultó porque durante muchos años tuvimos dictaduras que pisoteaban los derechos del pueblo y es que tanto Belgrano como San Martín, como (Bernardo) Monteagudo que era otro gran tucumano, como (Juan José) Castelli, como todos los hombres de Mayo que apostaban por un cambio revolucionario eran defensores de los derechos humanos, defensores de la libertad", remarcó Garín. "Argentina es el único país en el mundo en el cual se juzgó a los represores sin que vengan de afuera" Al ser consultado sobre los juicios de lesa humanidad que se llevan adelante en el país, dijo: "es un logro extraordinario. Hay un antes y un después a partir del años 2003, a partir de la decisión de anular las leyes de impunidad que había en la Argentina". "A partir del gobierno de Néstor Kirchner que lo asume como política de estado los militantes de derechos humanos empezamos a sentir que podíamos trabajar con el Estado y no contra el Estado. Esto es un logro muy grande, que nos tiene que hacer sentir orgullosos a los argentinos porque no es un logro de un gobierno, es un logro de los organismos, de las Madres, de las Abuelas, de todos los que lucharon para que haya justicia", amplió. "Escucho muchas veces que lo ponen como ejemplo a Nelson Mandela, cosa que no discuto porque fue un gran luchador contra el Apartheid, pero los crímenes que se cometieron en Sudáfrica no fueron juzgados y se tendió un manto de impunidad. Y Argentina es el único país en el mundo en el cual se juzgó a los represores sin que vengan de afuera", destacó.

TUCUMAN RINDIO HOMENAJE A BELGRANO: DISERTACION DE JAVIER GARIN

3 · Se rindió homenaje a Belgrano con historia, música y poesía Nota de Diario24 de Tucuman. [ 03 de Septiembre de 2012 08:34 ] En un emotivo acto, la Ciudad recordó al creador de la Bandera. “El propósito es abrir un espacio de participación para que la celebración patriótica sea de todo el pueblo”. En el marco de las actividades organizadas por la Municipalidad de San Miguel de Tucumán para conmemorar el próximo 24 de Setiembre el Bicentenario de la Batalla de Tucumán y el “Año Belgraniano”, el viernes pasado se rindió homenaje al Creador de la Bandera con un “Encuentro de Historia, Música y Poesía” en la sede municipal de Lavalle y 9 de Julio. La figura de Manuel Belgrano como defensor de los derechos humanos y su visión americanista fue el tema que abordó el abogado, especialista en derechos humanos e historiador Javier Garín. En tanto que el Presidente del Instituto Belgraniano de Tucumán Luis Yanicelli presentó el libro “Romancero Triunfal: Tributo Bicentenario al General Manuel Belgrano 1812-1813”, escrito por Horacio Daniel Gallo. Para cerrar con emoción la velada, el poeta recitó fragmentos de los romances de su autoría, referidos a la participación del Creador de la Bandera en hechos históricos como la Batalla de Tucumán, el éxodo jujeño, y la Batalla de Salta. La Secretaria de Políticas Culturales Municipal Susana Montaldo explicó que “el propósito de este tipo de encuentros es que todos puedan expresar en el lenguaje que más les gusta su interpretación de la gesta de la Batalla de Tucumán, abrir un espacio de participación para que la celebración patriótica sea de todo el pueblo”. Montaldo agregó que “es una manera de hacer conocer el legado de Manuel Belgrano, su lucha por el crecimiento del pueblo. Debemos destacar las figuras de estos libertadores que fueron hombres desinteresados que han pospuesto sus intereses personales por la patria” Javier Garín valoró el hecho de “rescatar la importancia política y militar de la batalla de Tucumán que fue la más grande batalla de la guerra de la independencia, en territorio argentino. Fue fundamental porque implicó obtener una victoria en medio de un panorama continental de derrotas, y ubicó a Belgrano y al pueblo de Tucumán en el centro de la escena revolucionaria de 1812”. El jurista señaló que “este Bicentenario es el momento propicio para que con gran orgullo los tucumanos recuerden esa gesta, un momento de conjunción entre un gran revolucionario como lo fue Belgrano, y un pueblo decidido a acompañarlo”. Horacio Gallo se refirió a la presencia de estudiantes de nivel secundario y universitario en el encuentro. “Me parece interesante la presencia de jóvenes, porque son los que va a heredar una nueva concepción de la historia. Actualmente se están destacando acontecimientos, héroes y protagonistas que antes no eran nombrados, a través de investigaciones y libros por ejemplo. Yo estoy haciendo mi aporte a través de la poesía histórica”. En tanto que Luis Yanicelli resaltó la importancia de la reconstrucción de América latina luego de 200 años, y afirmó que “los versos de `Romancero Triunfal` permiten identificar sociológicamente a los tucumanos, enalteciendo la figura de Belgrano como padre fundador de la patria”. Cabe destacar que el Intendente Domingo Amaya recibió a Javier Garín en la sede municipal y lo declaró “Visitante distinguido de la Ciudad Histórica de San Miguel de Tucumán”. Garín fue Vicepresidente del Foro Nacional de Derechos Humanos y Acción Humanitaria, autor del “Manual Popular de Derechos Humanos”, y de libros históricos como “Manuel Belgrano: recuerdos del Alto Perú”: (declarado de interés en la Cámara de Diputados de la Nación) y “El Discípulo del Diablo: Vida de Monteagudo, Ideólogo de la Unión Sudamericana”.

EN TUCUMAN DECLARAN A JAVIER GARIN VISITANTE DISTINGUIDO POR BICENTENARIO BELGRANIANO

· El Intendente de la "Ciudad Histórica de San Miguel del Tucumán", Contador Domingo Luis Amaya, declaró por decreto 7166/int-12 al escritor y abogado de DDHH Javier Garin "visitante distinguido". Entre sus considerandos, señala el Intendente Amaya "que por sus méritos y trayectoria ( Garin) fue especialmente invitado a disertar en el "Encuentro de Historia, Música y Poesía" organizado por este Municipio" agregando que "la presencia de tan distinguida personalidad constituye un acontecimiento que enaltece a este Municipio". Dicha declaración se dio en el marco de una visita a Tucuman de Garin para brindar una conferencia sobre "MANUEL BELGRANO Y SU VISION SOBRE LOS DERECHOS HUMANOS Y LA UNION CONTINENTAL", la cual tuvo lugar el 31 de agosto de 2012 en el hall de la Municipalidad con una importante presencia de público, alumnos, docentes y representantes de entidades, en el marco de las actividades por el Bicentenario de la Batalla de Tucuman que prepara la ciudad. Garin agradeció al intendente por su declaración y su hospitalidad, así como a la Secretaria de Politicas Culturales de la Intendencia, la profesora Susana Montaldo, quien tuvo a su cargo la iniciativa y la organización. "Me honra mucho más allá de lo que merezco esta atención del señor Intendente -señaló Garin- y me emociona enormemente estar aquí en Tucumán a pocos días del Bicentenario de la que para mi fue la más importante victoria de las armas patrias en la Guerra de Emancipación en el territorio del Rio de la Plata. Tucuman fue además la ciudad que Belgrano más quiso en su vida, incluso más que a su ciduad natal, ya que aquí logró sus mayores triunfos militares y políticos, conoció al amor de su vida y tuvo una hija, y además abogó ante el Congreso General Constituyente por la declaración de Independencia. Por eso Tucumán, lo mismo que Jujuy, es un lugar belgraniano por excelencia, y todos los belgranianos sentimos gran devocion y cariño por esta ciudad histórica". En su disertacion, Garin remarcó "aspectos silenciados de las ideas de Belgrano en materia de reivindicación de los pueblos originarios, la igualdad y los derechos humanos y su profunda conviccion en que América del Sud debía constituir un solo pais y no un puñado de repúblicas fragmentarias". Junto a Garin disertaron el destacado belgraniano Dr. Luis Yanicelli y el escritor Horacio Gallo, quien presentó su libro "Romancero triunfal" que evoca la campaña belgraniana en clave poética. Garin es autor del libro "MANUEL BELGRANO: RECUERDOS DEL ALTO PERU", que relata las vivencias del prócer al frente del Ejército Libertador, así como de una biografía de otro gran tucumano: "EL DISCIPULO DEL DIABLO, VIDA DE MONTEAGUDO". Tambien ha publicado tres ediciones de su obra de divulgación: "MANUAL PORPULAR DE DERECHOS HUMANOS".

EN PLAZA DE MAYO DURANTE PROYECCION DE FILM

EN PLAZA DE MAYO DURANTE PROYECCION DE FILM
Garin estuvo presente firmando ejemplares y conversando con el público durante la proyección del film "BELGRANO" en Plaza de Mayo, oportunidad en la que resaltó que el prócer luchó por la Libertad de todos los pueblos de América y peleó tanto a favor del Alto Perú (actual Bolivia) como de Argentina. Quienes utilizan su bandera para un discurso xenófobo en contra de los bolivianos y paraguayos insultan a Belgrano y a San Martín"

EN LUJAN

EN LUJAN
Durante la proyección de film "BELGRANO" frente a la Basílica.

EN BURZACO

EN BURZACO
Encuentro con lectores durante la proyección en el Partido de Alte. Brown.

EN SAN VICENTE

EN SAN VICENTE
Durante la proyección en la estacion de San Vicente.

EN MORON

EN MORON
En la plaza San Martín de Morón, oportunidad en que Garin firmó ejemplares al público y obsequió un libro al Intendente Ghi.

EN BRANDSEN

EN BRANDSEN

EN MORENO

EN MORENO
Jóvenes miltiantes posan junto a cartel durante proyeccion.

EN UNIVERSIDAD DE JUNIN

EN UNIVERSIDAD DE JUNIN
Junto a Patricio Griffin y Gustavo Traverso en la UNNOBa, durante la charla organizado por familiares de detenidos y desaparecidos de Junín.

EN UNNOBA

EN UNNOBA
Gran cantidad de público y jóvenes en charla sobre Belgrano y la Memoria.

Dia de la Memoria en Junin.

Dia de la Memoria en Junin.
Garin junto a Olga y Gladys Prieto de Junin y las fotos de las marchas contra la dictadura en la Plaza de Junin. Dia de la Memoria.

EN PERGAMINO

EN PERGAMINO

EN LA BOCA

EN LA BOCA
en la proyección de la película Belgrano detrás de la Bombonera.

EN CORDOBA

EN CORDOBA

EN ROSARIO

EN ROSARIO
En el Monumento a la Bandera, junto a su director el Dr. Carrillo Abascay durante el 2do Encuentro Nacional Belgraniano.

EN QUILMES

EN QUILMES
Garin disertó sobre la lucha belgraniana por la libertad de Sudamérica y los derechos humanos por invitación del Instituto Belgraniano de Quilmes-Berazategui.

EN QUITO

EN QUITO
Garin hizo entrega al Presidente Correa de Ecuador de sus libros sobre Belgrano y Monteagudo.

FIRMA DE EJEMPLARES

FIRMA DE EJEMPLARES
En la feria del libro de Berazategui, invitado por el Instituto Belgraniano de Quilmes-Berazategui, y en Ezeiza, Garin presentó sus trabajos sobre Belgrano y Monteagudo.